miércoles, 17 de octubre de 2012

Que se jodan!

¡Que se jodan!
Con estas tres palabras irrumpía en el parlamento una diputada del PP, Andrea Fabra, hija del conocido Carlos Fabra famoso por ser el hombre más afortunado de España al haberle "tocado tres veces la lotería" y como no de haber construido un maravilloso aeropuerto en pleno Castellón, sin aviones actualmente.

A pesar de lo cínico y repugnante de esta frase, sin duda alguna es la mejor frase que se puede utilizar para describir los pocos meses que lleva gobernando la derecha en España. Durante la etapa del gobierno socialista con Jose Luis Rodriguez Zapatero a la cabeza de esta, el señor Rajoy nos bombardeaba constantemente con mensajes de esperanza, de recuperación económica, de la bajada de la prima de riesgo y como no del número de parados. Pero según avanzaban las elecciones aquello olía mal, desde Génova se esparcía por todo España un olor a mentira, a mugre. Aún así ante la perplejidad de todos nosotros el partido popular obtuvo una mayoría absoluta que casi llega a superar a la de Felipe González en el año 82.

El partido popular entraba así en el gobierno con una libertad máxima, aparte durante los primeros meses de este gobierno todos nos preguntábamos donde estaban los movimientos sociales que habían criticado tan duramente las medidas del gobierno socialista. Las protestas, las acampadas y las concentraciones desaparecieron como una moda pasajera. Así en el parlamento sólo quedaba un partido socialista dividido y sin ideas y una izquierda plural caótica que de vez en cuando daba algún atisbo de sensatez que, por supuesto, era rápidamente silenciado por la mayoría de diputados del PP, o por sus propios integrantes robando en supermercados.

Así comienza una serie de "reformas" destinadas a salvar a España del desastre. Se considero que se gastaba demasiado en educación y sanidad, se consideraba que las clases medias no pagaban los suficientes impuestos y que los ricos pagaban demasiados, que hacer casinos era una inversión de futuro pero que la investigación científica y las becas eran gastos improductivos y muy costosos, además los liberados sindicales debían volver a sus puestos de trabajo anteriores ya que no es necesario tener sindicatos cuando se sabe de sobra que la mayoría de los españoles apoyan todas estas medidas, aunque de una forma silenciosa.
Se nos pedía a los españoles que trabájasemos, que teníamos que hacer un esfuerzo, el esfuerzo por supuesto se hacía, las familias sin ingresos hacían y hacen todo tipo de esfuerzos para no verse en la calle o rebuscando en la basura.
En esta situación el presidente Rajoy con toda confianza decía desde la Moncloa y antes de irse a ver un partido de la selección española, que jugaba en otro país, que el había exigido el rescate financiero a Europa para España, mejor dicho para Bankia y similares, con el fin de sanear nuestras cuentas. Mientras tanto el ministro Wert recortaba los presupuestos de las universidades y subía las tasas en un 60% y endurecía las condiciones para obtener una beca, dejando así a miles de estudiantes sin posibilidades de recibir una educación y de futuro.

Ante tal situación y con un gobierno formado por una serie de personajes salidos de una pelicula de cine de barrio, como no va a gritar en mitad del parlamento una señora ¡que se jodan!.

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